lunes, 15 de abril de 2013

Angustia




Suele arribar súbitamente, con  una fuerte sensación de miedo, disparándonos una serie de síntomas que ocasionan un intenso malestar general.
 Este estado emocional penoso, nos provoca un intenso displacer psíquico, pequeñas alteraciones en el organismo, elevación del ritmo cardiaco, temblores, sudoración excesiva, sensación de opresión en el pecho, falta de aire, mareos, y sensación de desvanecimiento, quizá solo algunas de estas sensaciones o quiza todas...
La angustia es  una señal de alarma, que  moviliza nuestros  mecanismos de defensa si persibimos situaciones agresivas para nuestro ser. Pero una  reacción que originalmente fue  normal y útil para la supervivencia, se desvirtúa al aumentar tanto en intensidad y frecuencia, pasando de ser un mecanismo defensivo provechoso, a convertirse en una fuente de sufrimiento y de incapacidad.
¿Que hacer cuando ansiedad y desaliento vienen de la mano?
Podemos manejar la angustia  a través de forzar una conexión con el presente , en el presente podemos experimentar dolor , tristeza, rabia, pero será lo que realmente estemos viviendo y no una catástrofe imaginaria que nos jale como un hoyo negro emocional .
La angustia antecesora del desaliento no es más que la expresión corporal de todas la emociones mal vividas, la experimentamos  porque cognitivamente anticipamos un escenario negativo proyectándonos  al futuro.
Si hacemos el ejercicio de preguntarnos ¿Dónde estoy?¿Qué estoy haciendo? forzando el anclaje con el presente la angustia disminuye. Empezamos a tomar control de nuestras emociones y el aliento de vida empieza a fluir.

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