Suele arribar súbitamente, con una fuerte
sensación de miedo, disparándonos una serie de síntomas que ocasionan un
intenso malestar general.
Este estado emocional penoso, nos provoca
un intenso displacer psíquico, pequeñas alteraciones en el organismo, elevación del ritmo cardiaco, temblores, sudoración excesiva, sensación de
opresión en el pecho, falta de aire, mareos, y sensación de
desvanecimiento, quizá solo algunas de estas sensaciones o quiza todas...
La angustia es una señal de
alarma, que moviliza nuestros mecanismos de defensa si persibimos situaciones
agresivas para nuestro ser. Pero una reacción que originalmente fue normal y útil para la supervivencia, se
desvirtúa al aumentar tanto en intensidad y frecuencia, pasando de ser un mecanismo defensivo
provechoso, a convertirse en una fuente de sufrimiento y de incapacidad.
¿Que
hacer cuando ansiedad y desaliento vienen de la mano?
Podemos manejar la angustia a través de forzar una conexión con el presente , en el presente podemos
experimentar dolor , tristeza, rabia, pero será lo que realmente estemos
viviendo y no una catástrofe imaginaria que nos jale como un hoyo negro
emocional .
La angustia antecesora del desaliento no es más que la expresión
corporal de todas la emociones mal
vividas, la experimentamos porque
cognitivamente anticipamos un escenario negativo proyectándonos al futuro.
Si hacemos el ejercicio de
preguntarnos ¿Dónde estoy?¿Qué estoy haciendo? forzando el anclaje con el presente la angustia disminuye.
Empezamos a tomar control de nuestras emociones y el aliento de vida empieza a
fluir.
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